Noviembre de 2022
La República de Maldivas está formada por 1.192 islas repartidas en 26 atolones, de ellas, algo menos de 200 están habitadas. Hay constancia de asentamientos estables desde hace unos 4.000 años, vinculados al comercio entre Egipto, Mesopotamia, China y las civilizaciones de lo que hoy es la India. En el s. XII la religión mayoritaria pasa de ser la budista, influenciada por los países asiáticos, a la musulmana que provenía del norte de África. Durante la mayor parte de su historia la pesca ha sido la principal actividad económica del país y hoy en día comparte su hegemonía con el sector turístico.
De los algo menos de 600.000 habitantes del país cerca de 100.000 residen en la capital, Malé. Esta isla mide 2 kilómetros de largo por 1,5 de ancho. La altura media del país es de 2 metros sobre el nivel del mar, y su mayor elevación natural es la cima del monte Villingili con 5,1 metros. Es por ello que el aumento del nivel del mar augura un escenario apocalíptico para Maldivas. Se planteó la posibilidad de buscar otra ubicación a la que en un momento dado pudiera trasladarse la población, pero también la posibilidad de crear islas artificiales como ya lo son Hulhulé y Hulhumalé. Ambas se encuentran al norte de Malé y están conectadas con ésta por un gran puente, la primera está ocupada por el aeropuerto internacional y la segunda, de uso residencial, trata de aliviar la elevada densidad de población de la capital.
A la hora de elegir un destino básicamente son dos las opciones, islas ocupadas en su totalidad por un complejo hotelero o islas habitadas por la población local. Entre las segundas, en el extremo este del atolón norte de Malé y a algo menos de 40 kilómetros de la capital, la isla de Dhiffushi. Con algo menos de un kilómetro de largo y unos 200 metros de ancho, tiene escuela, parque, alguna tienda, depósitos de agua dulce, mezquita y pequeños hoteles, que salvo alguna excepción, no superan las dos alturas. Prácticamente todo el perímetro de la isla son playas de arena clara y agua azul turquesa, en un principio solo una zona esta designada como Bikini Beach, por las restricciones en el vestir vinculadas a la cultura musulmana, pero en la práctica en ninguna playa siguen esta norma de forma estricta, pidiendo tan solo un cierto decoro en las calles o los comercios.
Si llama la atención el color del agua desde fuera, unas simples gafas y un tubo son el pasaporte para asomarse al colorido mundo que se halla bajo ella. Unos pocos kilómetros al oeste de Dhiffushi el arrecife de coral da cobijo a multitud de peces tropicales. Lamentablemente en los periodos que se ha dado el fenómeno de El Niño la temperatura del agua ha ascendido unos 5 ºC, lo que ha causado la decoloración de la mayor parte de los corales y en algunos casos su muerte.
En esta zona del mismo arrecife pueden verse tortugas marinas y nadar junto a ellas. Imágenes extraídas de las grabaciones hechas por el guía Anil Abraham.
Unos kilómetros más al noroeste, en el lado de la isla Thumbafushi que da hacia el océano, decena de tiburones nodriza se desplazan con movimientos suaves y sinuosos. Imágenes extraídas de las grabaciones hechas por el guía Anil Abraham.
En la playa este de la propia isla de Dhiffushi, al caer la noche, pueden verse algunas rayas con su pausado aleteo y entre ellas pequeños baby sharks.
Por último, en esta zona del atolón, limítrofe con el océano, algunos delfines nadan y saltan delante de las embarcaciones.