Febrero de 2023
Entrar en la medina de una ciudad marroquí nos traslada a otro tiempo, nos conduce a través de sus laberínticas callejuelas a un viaje en el que todos nuestros sentidos son estimulados. Los colores de las especias y la geometría de la cerámica para la vista; la llamada a la oración desde los minaretes y el bullicio de los zocos para el oído; el pescado fresco junto a los botes para el olfato; las verduras y el cordero cocinados dentro de un tajine para el paladar; y la suavidad del cuero o la calidez de la madera para el tacto.
La plaza Jemaa el-Fna es el centro neurálgico de Marrakech, el punto en el que cada día se cruzan miles de personas. Y esta ciudad también es su zoco, sus mezquitas, las tumbas saadies...
Esaouira se asoma al océano Atlántico, de donde con sus icónicas embarcaciones azules obtiene pescados y mariscos.
Safí es un importante productor de la alfarería marroquí. En la colina de los alfareros aún pueden verse algunos de los antiguos hornos de leña que hace ya tiempo fueron reemplazados por los de gas y eléctricos. Pero todo el proceso previo a la cocción sigue haciéndose como antaño. La arcilla llega de lugares próximos en bloques que parecen piedras, se sumerge en agua, se golpea y amasa. Cuando el barro esta listo se lleva a un torno de madera que se acciona con los pies, y unas manos que derrochan destreza con movimientos suaves, casi imperceptibles, van dando forma y convirtiendo esa masa informe en un tajine (horno tradicional), un plato, una ensaladera...
"Siempre nos quedará París" y "Tócala otra vez Sam" son dos frases, que incluso no habiendo visto la película protagonizada por Ingrid Bergman y Humphrey Bogart, nos traen Casablanca a la memoria. La realidad es que la cinta fue grabada en su totalidad en los estudios de Hollywood en Los Ángeles. Casablanca, la ciudad real, es la capital financiera del país y la de mayor población con casi cinco millones de habitantes. Resulta muy llamativa la mezquita Hassan II, con su alminar o minarete de más de 200 metros de altura y su ubicación sobre el mar.
Rabat es la capital de Marruecos, y tiene una curiosa mezcla de tradición y modernidad, de las pequeñas calles al amparo de la medina a vanguardistas construcciones, entre éstas el Gran Teatro de Rabat diseñado por la fallecida arquitecta iraní Zaha Hadid o la torre Mohamed VI.
Todas las medinas marroquíes son intrincadas, sus calles parecen haber sido trazadas para desorientar a quien en ellas se adentra, pero si hubiera un ranking la de Fez sin duda estaría en la primera posición. Una vez asumido ese caos, y con la ayuda de la geolocalización, o en su defecto alguna persona local, resulta fascinante. Otro aspecto a destacar en esta ciudad son las tenerías o curtidurías, en las de Chaouwara, los curtidores de la cooperativa emplean procesos que poco han variado desde la época medieval. Las pieles, una vez eliminados restos de carne o pelo, son introducidas en unas grandes cubas en las que se añade orina de vaca, cenizas y excrementos de palomas, de estas pasan a otras con tintes y aceites que les darán su aspecto final.
Chefchaouen (Chauen) se extiende por una ladera y de ahí su nombre que podría traducirse como "mirando a los picos". Los judíos que llegaron aquí durante el siglo XX huyendo del nazismo pintaron sus casas de color azul, color que se popularizó y hoy da su característica tonalidad a este enclave.
En Tétouan la calles de la medina ofrecen productos y servicios con algo más de calma que otras ciudades.
A tan solo quince kilómetros de la localidad gaditana de Tarifa la ciudad de Tánger fue durante una parte del siglo XX territorio internacional, un condominio que se llegaron a repartir entre Francia, España, el Reino Unido, Portugal, Suecia, Holanda, Bélgica, Italia y los Estados Unidos de América. Aquí se encontraban artistas, expatriados, espías, traficantes... Tras este periodo un importante declive convirtió la ciudad en un lugar muy poco atractivo. En la actualidad la construcción de un importante puerto y la rehabilitación de diversas infraestructuras ha vuelto a poner a la ciudad en el mapa.
Por último, muy cerca de Tánger se encuentra el cabo Espartel y la Gruta de Hércules, quien se cuenta dividió la tierra por el estrecho de Gibraltar y cuya apertura al mar, invertida lateralmente y con un poco de imaginación recuerda el mapa de África.