Agosto de 2010
Rajastán, estado en el noroeste de la India, qué literalmente significa "Tierra de Reyes". La autoridad legal de los marajás sobre sus súbditos finalizó en 1971 cuando Indira Gandhi abolió sus privilegios y el derecho a utilizar sus títulos, pero en este estado el titulo sigue en vigor, sin privilegios oficiales, pero si reales. Sawai Padmanabh Singh, Pacho de Jaipur para sus conocidos, recibió el titulo del anterior marajá, su abuelo y padre adoptivo, en 2011.
El contraste de castillos y palacios con el entorno que los rodea es brutal, obscena opulencia frente a basura y viviendas que se desmoronan. Una concordancia entre ambos mundos, los marajás posan en los retratos que cuelgan en las paredes de sus fortalezas, y la gente en la calle pide ser retratada por la cámara de un turista.
Las carreteras son un microcosmo con sus propias normas, y la infinita adaptación de las mismas. Los camiones lucen llamativos colores y mensajes como Good brakes, good horn and good luck (Buenos frenos, buen claxon y buena suerte) o Horn Please (Toque el claxon por favor). Es usual cruzarse con aparatosos accidentes.
Mandawa, fue en otro tiempo un importante punto de paso de la ruta de la seda, y de aquella época quedan algunas havelis, casas de comerciantes, con llamativas paredes.
La presencia de vacas (y toros) en las regiones donde se profesa el hinduismo, es constante, en cualquier momento y lugar. Para esta religión la vaca es sagrada, y aparece en muchas representaciones junto a sus dioses Shiva y Krishna. En Bikaner, fuertes, palacios y más havelis. No encontrareis aquí fotos pero si la mención (no recuerdo si estaba permitido, pero si que no las hice) al Karni Mata Mandir, o el Templo de las Ratas, donde habitan unas 20.000 de estas y son veneradas.
Khoohdi, una pequeña aldea desde la que poder adentrarse en el desierto del Thar, y en la que se encuentra el Badal House Khuri, un alojamiento sencillo pero extraordinariamente acogedor.
Jaisalmer, conocida como "La ciudad dorada", se asienta sobre una colina en el desierto, con su altivo palacio Maharaja Mahal en lo alto, así como templos jainistas e hinduistas.
Jodhpur, debe su pseudónimo, la ciudad azul, al color de muchas de sus casas, que dicen repele el calor y los mosquitos, aunque el origen podría estar en la intención de sus habitantes por imitar el color de las viviendas de los Brahmanes, la casta considerada más importante. Sobre la ciudad, en una mole rocosa de 120 metros, se asoma vigilante, Mehrangarh, el que otrora fuese el palacio de la familia real de esta ciudad, construido hace más de 500 años.
Ranakpur, con sus templos jainistas y muy cerca el Fuerte kumbhalgarh, con sus muros perimetrales que se extienden hasta 36 kilómetros.
Udaipur y su lago artificial mandado construir por el marajá de la región en 1678.
Cuentan que el dios Brahma liberó un cisne con una flor de loto en el pico, y que donde cayó la flor se formó un lago, coincidiendo con una de las zonas más secas de la India. Púshkar, hoy ciudad sagrada, es uno de los lugares de peregrinaje del hinduismo.
Como último destino en Rajastán, Jaipur, conocida como "La ciudad rosa" y capital de este estado. Entre sus edificaciones destaca el Hawa Mahal o Palacio de los vientos, del que tan solo se conserva su fachada de arenisca rosada con más de 900 ventanas enmarcadas por columnas y cúpulas. Pero sin duda, tiene un mayor valor, los naans, típicos panes que se acompañan de diversos condimentos, horneados en un horno Tandoor.